miércoles, 19 de enero de 2011

Nuevo día.

Y así fue. Al día siguiente, Carolyn estaba sentada en un banco al amanecer.
Tenía sueño, y frío, pero, ¿quién resistirse al encanto de Trevor?

Se empezaban a colar las primeras luces del día. El naranja cálido comenzaba a ganar terreno al azul de la noche.
Los gorriones volaban y piaban ya, era signo de un nuevo día.

- ¡¡Bueeeeeeenos días gorrioncillo!!- un efusivo grito apareció en la oreja de Carolyn.
- ¿Pero qué? - Carolyn se dio la vuelta y sonrió al apreciar los ojos azules tan llenos de vida de Trevor. Sonrisa complaciente y bien bonita. - ¿Gorrioncillo?
- Sí, te pareces a los pájaros de ahí.- señalando un grupo de gorriones del suelo, que se alzaban al vuelo.
- Oh, no sé si tomarlo como un cumplido.
- Lo es, créeme.

Era evidente que Carolyn cambiaba cuando estaba con Trevor. La amargura que sentía por dentro se disipaba como la niebla ya entrada la mañana. Sus labios se abrían, y dejaban ver esa sonrisa blanca y arreglada gracias al aparato dental que llevó.

Trevor era lo único que ahora mismo tenía. Pero con él, era distinto.

- Y..¿por qué al amanecer?
- Y ¿ por qué no? Vamos a pasear - la cogió del brazo, y tiró de ella hacia el sendero. -¿Sabes? Perdimos la cabeza, pero no el sombrero Carolyn.

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