Quizá, para mí es imposible estar
Pero, tras muchos intentos, yo creo, que ahora, por fin, tengo algo que merece la pena contar:
Se llama Víctor, o ceporro, como prefiráis llamarle.
Es jodidamente tímido, y no sé cómo, pero ha sabido sacar mi parte vergonzosa, algo que desde hace tiempo, desconocía que tenía.
Tiene el pelo largo, nunca se peina, jajajajaj, y lleva dos pequeñas rastas cerca de la nuca.
Su sonrisa es la más especial que había visto, parece un vampiro, pero no creo que sea capaz de sacarme la sangre. Sé que nunca me haría daño.
¡Es como un osito con la espalda depilada! JAJAJAAJ y me encanta.
También me encanta provocarle escalofríos, o hacerle cosquillas, o simplemente estar a su lado.
Lo que más me llama la atención, es que, por una vez, alguien me ha demostrado que puede llorar por mí.
Y no sabe cuánto se lo agradezco.
Te quiero, ceporro.
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