sábado, 2 de abril de 2011

Miradas de esperanza.

Hoy, me encontré por la calle con un anciano en silla de ruedas, que no podía abrir una puerta de una oficina. 
La gente pasaba como si nada, y el pobre anciano seguía con el amago de abrir la puerta.
Cogí el mango de la puerta, empujé y la abrí. Al ver que la estaba sujetando, el anciano me miró a los ojos.
Tenía una profunda mirada azul. Y, lo que vi en esos ojos, no los he visto en casi nadie. Tenía una mirada llena de esperanza, con un fuego  interior que me quemaba. Ese anciano tenía la mirada que yo tanto ansiaba. 
¿Por qué las personas en peores situaciones tienen más positividad y miran hacia adelante?
¿Por qué los demás no? ¿Por qué yo no?

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