Llueve.

Transcurrieron las clases con el mismo pasotismo y abstentismo juvenil de siempre. Carolyn estaba pensativa. ¿La fiesta del viernes? ¿Por qué ir?
Bueno, estaría Trevor. Con eso le bastaba.
Llegó a casa, y como casi siempre, su madre no estaba. Fue a su habitación, y de una vieja caja de zapatos, cogió su cartera, la tenía escondida por si acaso, durante años sus abuelos le habían dado bastante paga, que n había gastado, y este era el momento de comprarse algún vestido para esa fiesta.

Fue al centro comercial  de The Lion Yard, donde podías encontrar casi de todo, al menos en Cambridge.
Hacía tiempo que no salía de compras, le bastaba con su vieja y roída ropa, tampoco le importaba mucho su aspecto.
Probó en H&M, que no era relativamente cara, y habría más o menos algo.
Por suerte para Carolyn, no había mucha gente, y podía evadirse tranquilamente. Subió las escaleras, miró por todas partes ¿y esto era moda? Había vestidos con estampados de flores, que se parecían bastante a las cortinas de su tía abuela, tan vomitivas como pastelosas.
Pero ahí estaba, un vestido negro, no muy formal,pero  no muy informal, discreto. Como a ella le gustaba.
Palabra de honor, eso sí, y marcando cintura. Corrió al probador, necesitaba vérselo.
Talla 36, lo cierto es que Carolyn estaba delgada, pero según muchos, tenía buen tipo.
Y, ese era. Perfecto, como un guante.

-"¿Y ahora qué"?- pensó.
Ahora, ahora los zapatos.